jueves, 29 de diciembre de 2011

Sin titulo uno

Ojera luciente, amanece,
prolijidad de mundos que duermen,
noción inexacta de las fronteras,
frases sueltas,
una tras otra.

Una vez donde hubo luna,
el último rescoldo de lo perdido.
Paraíso hoy encuentro,
lengua, voz,
culebra caliente
entre las sabanas,
obstinada y ligera déstiende
su manto,
soledad,
en que tus ojos levantan
mi sinsentido,
falso dilema,

inventiva,
no hay causa mayor que el silencio,
las sordas corrientes del viento,
figura-relámpago hecha voz,
tapete de ciegas estrellas;
inocente ríes
y  todo separas,
ciega cubres
la realidad.

No falta nada,
nada tengo.

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